Células madre: ¿negocio o medicina?

PROBLEMÁTICA Cada vez más científicos prefieren trabajar con células madre procedentes de tejidos de individuos adultos porque las células madre adultas, al contrario que las células que proceden del embrión, no forman masas tumorales y tampoco tienen problemas de rechazo inmunitarios.







E N un contexto claramente demagógico y vacuo, como es un mitin electoral para jóvenes y no tan jóvenes, Zapatero ha hablado de lo humano y de lo divino, sin decir otra cosa que vulgaridades ingeniosas y chascarrillos próximos al esperpento. Por lo visto, a los jóvenes -muchos de los cuales están en el paro, más de un 40%- les preocupa mucho el negocio de los células madre, por eso el presidente del Gobierno les anuncia que su futuro está en las células madre, máxime ahora que las relaciones con el Vaticano no son malas -como si alguna vez han sido buenas- porque, según ZP, el Gobierno que él preside ya no tiene trabas para hacer lo que quiera con las células troncales o madre. Se ha liberado de la tutela del Vaticano y puede legislar como le venga en gana.
La problemática que desde el punto de vista biológico-científico plantean las llamadas células madres supera con mucho la demagogia populista y la perversidad de su uso economicista. Desde una postura biológica, las células madre poseen dos características fundamentales: a) capacidad de multiplicarse sin diferenciarse y b) capacidad para dar lugar a células sumamente diferenciadas, por ejemplo, nerviosas, sanguíneas, musculares, etcétera.
Otra característica es que pueden proceder de un embrión, de algunos tejidos de individuos adultos, como las células madre encontradas en la médula ósea y en el cerebro y también del cordón umbilical y de la placenta. Las células madre del cordón umbilical son posiblemente las más conocidas entre el gran público porque alguna persona del entorno real ha donado el citado cordón umbilical para posibles fines terapéuticos o de investigación.
Inicialmente, los estudios sobre las células madre se realizaron con células madre embrionarias. Se pensó que sólo éstas poseían la capacidad de multiplicarse y diferenciarse. En el año 2006, para adaptar la legislación en España a la realidad científica actual, se introdujo legalmente el término preembrión; se denomina así al embrión de menos de 14 días formado in vitro, el cual, a pesar de poseer todas las potencialidades del embrión, del niño y del adulto, sin embargo no tiene ningún derecho, ni protección. Esto, desde el punto de vista estrictamente biológico, es completamente erróneo, ya que desde la unión del óvulo y el espermatozoide la célula resultante tiene el mismo 'libro de instrucciones' que el resto de las células por las que pasará ese ser humano en su proceso vital: embrión, niño, joven, adulto, anciano.
Además, la verificación experimental de que las células madre adultas trasplantadas a un tejido dañado pueden regenerar ese tejido. Por ejemplo, regiones infartadas del corazón fueron tratados con células madre sanguíneas de ese individuo extraídas de su médula ósea y fueron capaces de formar tejido cardíaco formado por células musculares, vasos sanguíneos y nerviosos, lo que abrió un nuevo campo de investigación.
Cada vez más científicos prefieren trabajar con células madre procedentes de tejidos de individuos adultos, porque las células madre adultas, al contrario que la células que proceden del embrión, no forman masas tumorales y tampoco tienen problemas de rechazo inmunitario, al proceder del mismo individuo. De hecho, los protocolos terapéuticos que se llevan a cabo actualmente prevén la utilización de células madre adultas y por ello se han iniciado distintas líneas de investigación que pueden abrir nuevas y prometedoras medidas terapéuticas.
Estas consideraciones sobre las células madre plantean algunas consideraciones pertinentes, no sólo desde el punto de vista científico, sino también moral. Además, es muy conveniente aclarar que en torno a la investigación con célalas madre se están creando demasiadas expectativas claramente manipuladas muchas veces con fines claramente perversos por tratarse de una auténtico negocio.
C omo da la impresión que algunos ignoran realmente lo que piensa la Iglesia sobre estos temas y se dedican a la calumnia oportunista, no es ocioso recordar algunos principios fundamentales. En primer lugar, la Iglesia Católica apuesta por la vida de todo ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, porque tiene una dignidad sagrada que no puede ser violada por ningún ley que favorezca el negocio de la cultura de la muerte (aborto, eutanasia, congelación y venta de embriones producidos en vitro, sacrificio de vidas humanas con fines terapéuticos...).
U na consideración especial merecen la células troncales (madre) adulto que, trasplantadas a un tejido dañado, tienden a favorecer la repoblación de células y la regeneración del tejido. La Iglesia Católica considera lícitos los métodos que no procuran daño al sujeto de donde extraen esas células. Pero el uso de células madre o troncales embrionarias que han sido recogidas mediante la supresión de embriones o que están disponibles en comercio es profundamente inmoral.
Identificar el progreso con la compraventa de células madre de un embrión humano viviente causando su destrucción es el mayor cinismo y la mayor barbarie. Además, el uso de embriones o fetos humanos como objeto de experimentación constituye un delito en consideración a su dignidad de seres humanos, que tienen derecho al mismo respeto debido al niño ya nacido y a toda persona. Esto es progreso, lo demás es un negocio fundado en la barbarie.
fuente: http://www.elcomerciodigital.com

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