Los síntomas de la menopausia: cómo acabar con los molestos sofocos

Los expertos estiman que unos 10 millones de mujeres en España entre los 50 y los 85 años de edad podrían estar sufriendo problemas de déficit hormonal relacionados con la menopausia y perimenopausia, que alteran su vida y elevan la demanda terapéutica. Y es que, ésta es una etapa en la que la mujer experimenta diferentes trastornos asociados como sofocos, insomnio, cambios de humor e irritabilidad o sequedad vaginal.

“La menopausia es un proceso natural, pero la carencia de estrógenos (sintomatología climatérica), los factores culturales, sociales, psicológicos y el estilo de vida (dieta, ejercicio, alcohol, tabaco), así como la diferente percepción de la mujer, hacen que la repercusión en la calidad de vida sea distinta para cada una”, explica el doctor Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer y presidente del Comité Organizadores del IX SAMEM, celebrado hace unos días en Madrid.

Con el objetivo de conocer cómo se realiza en nuestro país el diagnóstico y tratamiento sintomático de la mujer menopáusica y ver cuáles son los síntomas más comunes que padecen en la etapa climatérica, se ha llevado a cabo el Estudio LADIES, en el que han participado 2113 mujeres con estas características a través de la colaboración de 473 ginecólogos de toda España.

La palabra menopausia hace referencia al cese o desaparición de la menstruación, lo que suele ocurrir en torno a los 50 años de edad. En muchas ocasiones, el concepto de menopausia se confunde con el de climaterio, que es una etapa de transición en la que desaparecen las menstruaciones, se pierde la capacidad reproductiva, etc, debido a la disminución progresiva de la función ovárica.

Durante la perimenopausia, que es el periodo inmediatamente anterior a la menopausia y dura como mínimo hasta el primer año siguiente a la menopausia, es cuando se manifiestan de forma más evidente los síntomas más característicos del síndrome climatérico, debidos al descenso relativo en los valores de estrógenos que mantienen la menstruación.



Diversidad de síntomas
De entre estos síntomas hay que destacar los conocidos sofocos, ya son éstos el principal motivo de consulta de la mujer menopáusica. De hecho, según el Estudio LAIDIES, un 94 por ciento de las pacientes presenta sofocos de intensidad moderada o leve. Además, más de la mitad padece también insomnio (62 por ciento), ansiedad (50 por ciento) e irritabilidad (49 por ciento).

“Son síntomas que la mujer no relaciona con la falta de estrógenos, por lo que no suele consultar por ellos y es aquí fundamental la labor del ginecólogo para preguntarle explícitamente por los mismos y valorar la mejor manera de tratarlos”. En cualquier caso, y como añade el doctor Palacios, “las alteraciones del estado del ánimo se producen no sólo por los cambios hormonales relacionados con la menopausia sino también por todos los cambios que esto conlleva, como la pérdida de la fertilidad, el aumento del riesgo de enfermedades, los sofocos, el insomnio, etc.”.

A estos síntomas hay que unir otra patología que repercute de forma negativa en la calidad de vida percibida por la mujer, la sequedad vaginal que presentan alrededor del 66 por ciento de las pacientes. “Al igual que en otras patologías, la prevención es importante. El mantenimiento de una óptima salud vaginal es una parte más del cuidado de la salud integral de la mujer y que tiene una repercusión importante en su percepción de la calidad de vida. Por ello, se debe prestar una mayor atención a la presencia de síntomas relacionados con la derivación estrogénica y fomentar los mecanismos de protección frente a infecciones vaginales, así como el mantenimiento del estímulo estrogénico local”, afirma el doctor Palacios.

Asimismo, los expertos señalan que los factores de mayor riesgo para la salud de la mujer en esta fase son la osteoporosis, que consiste en una disminución de la masa ósea de la mujer; el cáncer de mama y enfermedades coronarias (primera causa de muerte entre las mujeres mayores de 65 años) ya que el riesgo de infarto se triplica en los años de la menopausia.

Por ello desde la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM) se destaca el importante papel que tiene la prevención en este sector de la población, de forma que el médico, además de instauran el tratamiento terapéutico necesario, que mejore la sintomatología de la paciente, también debe concienciar a la mujer de la necesidad de adoptar una serie de cuidados higiénico-sanitarios para prevenir posibles enfermedades en el futuro.



La Terapia Hormonal Sustitutiva
La administración de estrógenos es el tratamiento de elección para la sintomatología menopáusica, y en especial los sofocos, ya que es el más común, que se ha utilizado desde hace 100 años, y determina la desaparición o reducción de los mismos.

Sin embargo, menos del 3 por ciento de las mujeres con menopausia en España están tratadas con la Terapia Hormonal Sustitutiva (THS) cuando un 20 por ciento de éstas, tienen síntomas severos y podrían necesitar dicha terapia, según explicó el doctor Santiago Palacios.

En este sentido, Palacios recordó que multitud de ensayos clínicos en todo el mundo han demostrado su efectividad respecto a placebo, de modo que tanto los estrógenos solos como combinados con gestágenos reducen de forma significativa la incidencia de los síntomas vasomotores.

En concreto, los estudios han reflejado que su efecto comienza a evidenciarse a las 2 semanas del inicio y es máximo al cabo del primer mes. En general, a los tres meses del inicio de la terapia el número de sofocos ha disminuido en más del 90 por ciento de las pacientes, si bien hay un 10 por ciento que no mejoran con THS.

Y es que, aunque el THS produce numerosos beneficios sobre la salud femenina, también puede provocar efectos secundarios y complicaciones en determinadas circunstancias. Por eso hay algunas pacientes, muy pocas, que no pueden recibir este tratamiento.



La fitoterapia, como terapia complementaria
La necesidad de proporcionar un alivio sintomático de las molestias ocasionadas por el síndrome climatérico cuando no es indicado seguir el THS o no se desea, ha motivado, entre otras causas, la búsqueda de nuevas terapias, entre las que se encuentra la fitoterapia. De hecho, desde hace unos años, para el abordaje y tratamiento de los mismos la medicina natural se ha convertido en un complemento a la medicina convencional.

La fitoterapia es, por tanto, un opción terapéutica más en la medicina en la que confían los ginecólogos, de forma que según el Estudio LADIES a un 81,4 por ciento de las mujeres en edad de la menopausia estos profesionales les prescriben isoflavonas de soja para el alivio de los síntomas vasomotores.

“El tratamiento con isoflavonas está especialmente indicado cuando los sofocos son de intensidad leve o durante la perimenopausia, es decir, unos años antes de la llegada de la menopausia para lograr que cuando llegue la menopausia la intensidad del sofoco sea menor. Además, es el mejor tratamiento para aquellas mujeres que no desean la terapia hormonal sustitutiva o para las que está contraindicada”, afirma el doctor Fernando Martín Malavé, director médico del Instituto Malavé de Ginecología de Málaga.

“Las isoflavonas poseen una estructura química tal que les permite actuar en los mismos lugares que algunas hormonas femeninas, supliendo en parte el papel de los estrógenos, cuya disminución durante la menopausia es la causa de la aparición de sofocos, sudoraciones, enfermedades cardiovasculares y osteoporosis”, señala el doctor Martín Malavé.

La soja es fundamentalmente la planta de la que se obtienen estas sustancias naturales que producen una reducción significativa de los sofocos y ejercen un efecto protector sobre los problemas cardiovasculares, además de prevenir la aparición de osteoporosis. “No obstante, para que sea efectivo debe administrarse una dosis diaria adecuada y de calidad, en este caso, para el abordaje de los síntomas climatéricos debe ser de, al menos, 80 mg de isoflavonas”, explica el doctor Martín Malavé.

En cualquier caso, en palabras del doctor Palacios, “no hay que olvidar la importancia de la individualización de los tratamientos dirigidos al manejo de los síntomas climatéricos según la historia clínica de cada mujer (patologías que presenta, factores de riesgo, hábitos de vida, etc.), la historia médica familiar y la opinión y consenso de la propia mujer, una vez informada acerca de la relación beneficio-riesgo de cada terapia en su caso concreto, con el objetivo de mantener o mejorar la calidad de vida en la menopausia y postmenopausia”.



fuente: http://www.saludalia.com

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